Enrique Tierno Galván dijo en su día que “la política había dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas”. Y es que hoy día la política no es otra cosa que un bombardeo constante de imágenes, eslóganes, banderas que invitan al patriotismo sin tener conciencia siquiera de lo que es la patria y sobretodo el apelo a emociones ( sentimientos, amores, odios, miedos, deseos...) únicamente para cautivar y lograr el apoyo popular; a esto último se le denomina demagogia, que según Platón y Aristóteles puede producir ( como crisis extrema de la democracia ) la instauración de un régimen autoritario oligárquico o tiránico, éstos nacen de la práctica de la misma ya que ha eliminado así toda oposición. Compromisos, pactos, garantías y obligaciones que caen en saco roto, en definitiva hacen castillos en el aire.
Así pues mediante estos procedimientos y los provechos económicos que de ellos se obtiene, la clase política ha podido consolidarse como una clase social, de igual modo que la burguesía se afianzó como clase a través del dominio de la economía, comercio e industria en el s. XVIII.
¿Podemos definir entonces a la política simplemente como un oficio?. Sin duda, lo concebimos así, hemos acomodado a la política en las universidades, en el trabajo, en el ocio, en los deportes, e incluso se entromete en cuestiones morales, a pesar de que Sir Francis Bacon ya manifestó la incompatibilidad entre la política y la moral. Hoy día cuando pensamos en un político, nos viene a la cabeza una persona adinerada, bien posicionada, con contactos y que en su momento nos ha sabido endulzar los oídos con palabras que ponen allí donde faltan ideas.
Atrás, pues, quedó la idea de que los políticos estuvieran o no capacitados para las labores que exigían el puesto que desempeñaban, atrás queda ya la imagen del líder político que sirve a los hombres en vez de servirse de ellos y que asegura el futuro de generaciones posteriores. En vez de eso asistimos continuamente a dramas, comedias, tragedias de dimes y diretes más propias de una obra de Calderón de la Barca que del ámbito político y social. Queridos amigos, si quieren ver a su hijo como actor y que prospere económicamente, hágame usted el favor... métalo en política, pero será difícil pues es de lo que más abunda.
Groucho Marx estaba en lo cierto cuando definía a la política como “el arte de buscar problemas, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
No nos simplifiquemos limitándonos a lo que se nos ha impuesto desde siempre: izquierdas, centros y derechas; a los colores azules, rojos o verdes, y tengamos vivaz el espíritu crítico, al fin y al cabo somos almas pensantes.¿No?.
Escrito por: Javier Quirós Ribas
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